Galicia tiene muchas cosas buenas y, entre ellas, están las bonitas sorpresas que nos da este tiempo tan nuestro. Un día estamos en pleno veranillo de San Miguel luciendo tirantes y al día siguiente el mercurio se desploma en los termómetros y necesitamos el jersey y el abrigo. Por eso, los buenos gallegos siempre tienen un par de prendas de verano en su armario de invierno y viceversa.
Pero si somos precavidos con la ropa, ¿no deberíamos de serlo también con lo demás de la casa? En especial con la caldera, esa que no sabemos si vamos a necesitar encender en octubre o en diciembre pero que, de lo que no tenemos dudas, es de que va a encenderse a lo largo del invierno. Y con la caldera también debemos de tener precauciones y probar a encenderla antes de que llegue el frío. Septiembre es un excelente mes para realizar la prueba, aunque suponga pasar un poco de calor en casa durante una horita o dos.
La prueba debe consistir en encender la caldera y comprobar como todos los radiadores de la casa llegan a la temperatura máxima sin que se produzcan problemas ni haya olor a gas o similares. Para eso debemos de abrir incluso aquellos que tenemos cerrados parte del año. Y, si algo falla, notamos algún ruido raro o, simplemente, si hace ya algún tiempo desde la última revisión, tocará llamar a un servicio de reparación de calderas Pontevedra para que vengan a realizar las oportunas reparaciones. Otra de las ventajas de tomar ventaja es que, en el peor de los casos cuando la caldera es ya vieja y el técnico recomienda cambiarla, tenemos margen suficiente para elegir una nueva con calma e instalarla sin tener que precipitarnos porque estamos muertos de frío en pleno invierno.
Al ser precavidos, la ventaja que tenemos es que no va a haber mucho trabajo de reparación de calderas en ese momento, así que podrán venir pronto a comprobarlo todo. En cualquier caso, incluso si tardan, tenemos margen hasta que llegue el frío. Así, dejarán todo a punto para que, cuando el frío quiera sorprendernos, no nos coja sin armas para combatirlo: nuestro jersey grueso en el armario listo para ser utilizado, la manta mullida en el sofá para la noche y la caldera a punto para que nuestro hogar sea absolutamente acogedor y un refugio para el mal tiempo.