Si tienes una edad y eras de los que iban de camping con tu familia cuando eras pequeño, seguro que recuerdas la experiencia como algo muy divertido a los ojos de un chaval, pero incómoda a la de un adulto que ya tiene varias décadas a sus espaldas: una fina esterilla era lo único que se interponía entre el saco de dormir y el duro suelo, a veces los padres se llevaban un colchón, pero ya sabemos que los chavales de los ochenta aguantaban todo; tener que salir en medio de la noche porque sentías la llamada de la naturaleza y, si tenías la suerte de estar en un camping, caminar hasta el baño (la distancia podía ser muy diferente según la plaza que te hubiera tocado) pero si habías acampado por libre… me ahorraré la descripción de los hechos.
Por ese motivo, muchas personas que no habían vuelto a acampar desde niños no sienten que eso sea algo muy atractivo. Pero los campings han cambiado y mucho. Para empezar, la acampada libre es algo que ya no se permite en prácticamente ningún sitio, por lo que tendrás que ir, sí o sí, a un camping. Y estos han cambiado mucho, ofreciendo servicios cada vez más completos. Por ejemplo, en el camping ons reservas una plaza para tu tienda si eso es lo que quieres, pero también puedes reservar una parcela en la que ya hay una tienda y una cómoda cama en su interior. Las tiendas pueden tener dos y hasta cuatro plazas para alojar a toda la familia.
Desde luego, nada que ver con la esterilla y el saco de dormir. Aunque el saco vas a usarlo, lo harás sobre una cama cómoda que no será una tortura para tus vértebras, cuando estas ya acumulan muchos años de experiencia. Pero incluso muchos jóvenes eligen esta manera de acampar porque no están acostumbrados al camping tradicional y es para ellos una forma de hacer la transición. Incluso una forma de llegar a un acuerdo intermedio cuando un miembro de la pareja quiere acampada y el otro quiere hotel.
Por último, hay que comentar que ahora se han abierto campings de lujo, en los cuales en lugar de una tienda normal se tiene una pequeña caseta de madera, con una habitación con todos los servicios y de diseño. O un iglú que cubre tienda y una zona de relax privada.